lunes, 3 de abril de 2017

¿Cómo se llama el hermano enfermo de Hello Kitty? Bron Kitty

Imagen 1

El humor es esa causa más o menos duradera que provoca que alguien se muestre alegre o complaciente, y el hecho de que sea inherente al hombre marca la susceptibilidad de que aparezca en cualquier momento. Por eso se dice que el humor está sujeto a diversos agentes externos que pueden llegar a invocarlo, agentes que, a su vez, están adscritos en la cotidianidad y que forman parte de todos los temas, así en estos no haya lugar para lo cómico. Lo explicaré más detalladamente.

Para empezar, recordemos que desde el punto de vista de la lógica, como ciencia que expone las leyes, los modos y las formas del conocimiento científico, la razón o el pensamiento humano funciona según unos principios denominados lógicos, y todo discurso que se impone a la razón se basa en ellos para ser aceptado o refutado. 

Imagen 2
El lenguaje, verbal y corporal, está sometido a las reglas que coordinan la razón. Como todos los seres humanos –al menos la mayoría– compartimos una misma estructura del pensamiento, cuando yo me dirijo a alguien con un discurso lógico –es decir, basado en unas reglas mentales comunes: mías y de ese alguien–, lo estoy haciendo hacia una razón como la mía. En ese orden de ideas, si mi discurso cumple con dichas reglas lógicas, tendrá que ser necesariamente aceptado por el otro (así no lo comparta, a causa de sus convicciones, creencias, etc.).

Imagen 3
Entonces, la lógica vendría siendo una especie de máquina que no se equivoca a menos que, al enunciar un discurso o ejecutar una acción, el error lo introduzca el mismo hombre que la comanda. Por lo tanto, cuando un discurso o una acción no cumplen con esa lógica formal, el humor puede aparecer como una reacción a la incomprensión humana. Eso quiere decir que cualquier proposición, al no ser un manifiesto evidente, puede resultar en un discurso absurdo, irracional que puede llegar a provocar gracia o, incluso, hilaridad. Es el caso de las imágenes 1, 2 y 3: la incoherencia que percibe nuestra razón es la que detona la risa. 

Por otro lado, podríamos explorar el hecho de que todo tema sea susceptible de causar humor como un mecanismo de defensa. La fisiología de las emociones ha sido uno de los amplios sujetos de investigación de psicólogos y psiquiatras, quienes han concluido que la risa provocada por cualquier tema o situación (por trágica o seria que sea) es también un método de escape.

Freud diría que es el resultado de la liberación de la constante neurosis en la que vive sumida el ser humano, y que la incongruencia “del contenido verbal y la expresión verbal del sujeto” es a causa de un trastorno psicológico del individuo.

En ese sentido, la risa como respuesta emocional a una situación de tristeza, angustia, miedo, pánico, puede ser la manera de confortarla. En este caso, la carcajada se asocia con una crisis particular, es decir con una inestabilidad psicológica personal, y por eso resulta inexplicable para muchos que alguien se ría de la trágica caída de otra persona o del meme que Momentowtf hizo basado en los pensamientos de una persona deprimida (imagen 4).
Imagen 4

En última instancia, tal como Pascal expone en sus Pensamientos, uno de los fines de la humanidad es la felicidad y hacia eso están orientadas todas sus acciones. Entonces, par-tiendo de la necesidad ontológica de divertirse, la gracia y el humor no pueden estar exentos de la cotidianidad de nadie, consciente o inconscien-temente. 

Se dice que la condición humana en sí es miserable y desdichada y que, por lo tanto, el divertimento aparece como una manera de contrarrestarla, ya que le impide al hombre pensar en sus desgracias. Enton-ces, como el objetivo es vencer esa condición débil y mortal que surge cada vez que pensamos en nosotros mismos, la búsqueda de la felicidad se encarna en un sinnúmero de paliativos (como el dinero, los antidepresivos, el amor, el humor, inclusive la muerte) que se manifiestan de múltiples formas en la cotidianidad. Así, Langlois, personaje literario de la obra Un roi sans divertissement, de Giono, al no sentirse satisfecho emocionalmente con nada, decide imprimir su necesidad de humor –como componente básico de su felicidad– en la muerte. Y esa es la razón por la cual se convierte en un monstruoso asesino. 

En conclusión, el humor es una necesidad ontológica que se manifiesta espontáneamente al ser estimulada por aspectos externos, y es la responsable de que la cotidianidad pueda resultarnos inexplicablemente simpática, atractiva y colmada de humor. Las tres perspectivas descritas permiten reiterarlo.

viernes, 10 de marzo de 2017

Rojo, amarillo, verde. Otra vez rojo

Cali. Autopista con Guadalupe, Pasoancho con 66, Guadalupe con Novena, Autopista con Pasoancho, Novena con 50, 26 con Octava, 44 con Tercera Norte, Roosevelt con Guadalupe, 66 con 14… Por casi minuto y medio se recrea una realidad, la misma que se repite incontables veces al día, cientos de veces a la semana, miles de veces al mes, millones al año y quién sabe si será por toda la vida.

Los niños que hacen maromas uno encima de otro; el señor que baila con una marioneta, el que escupe fuego, el de los machetes, el del monociclo, el mimo; los que limpian parabrisas, venden emoticones de peluche, flores, calendarios Bristol, dulces, frutas, aguacates, cargadores para celulares, raquetas para matar zancudos, camisetas del Cali y del América o del Real y el Barça (los equipos de fútbol locales)…, entre otras miles de “posibilidades” sociales,  hacen parte de los protagonistas de esa parodia a la que se reduce su vida cotidiana: un circo bajo el sol, que no es propiamente El Circo Del Sol.

Un solo semáforo es suficiente para percibir fácilmente “La ciudad, las diferentes ciudades”, de la que tanto habla el sociólogo caucano Gildardo Vanegas: una ciudad victimizada por una violencia simbólica que hace que sus protagonistas tengan que estar en las calles fingiendo una vida, mientras que otros van en un carro totalmente enajenados a esa realidad que también consumen.

Y el acento lo quiero poner en esa articulación directa entre las dos ciudades: entre el que se acerca al carro en busca de un reconocimiento y el del carro que lo niega como ser humano, que lo toma como un figurante, como utilería de su mundo, de un mundo que pareciera diferente del de afuera, del que está parado al lado de su ventana, en una actitud suplicante.

Malas caras, palabras fuertes, regaños, gritos, amenazas, eventualmente armas… un pie en el acelerador, quizás una mano subiendo el vidrio y la otra en el pito, para disipar esa realidad de la que no queremos hacer parte, porque nos empeñamos en ignorar que los ahí presentes tuvieron otra posibilidad (porque en su vida eso de las “opciones” no es más que un privilegio al que no tienen acceso). Los niños, los señores, las mujeres, los ancianos…, todos están viviendo una posibilidad de supervivencia que desconocemos, frívolamente; e ignoramos cuán valientes tienen que ser para enfrentarse con una sociedad hostil que insiste en ser incompatible con la de ellos.

Desconsuelo; tal vez no sienten otra cosa más que un profundo desconsuelo: pena por no haber recibido aunque fuera una moneda, padecimiento por haber sido evadidos, dolor por haber sido ignorados y tormento por haber sido rechazados.

“Uno no es nadie para muchos como usted”, frase lapidaria que delata la tristeza de su vida reflejada en su cara. Muchos respondemos con sonrisas; otros con monedas; y pocos, con propuestas; pero quizás ninguno sienta de corazón que quienes están ahí detenidos en el tiempo esperando que paren los carros buscan una posibilidad diferente, así en muchas ocasiones su vida en el semáforo sea un negocio más que una verdadera necesidad.

Pero podríamos empezar por preguntarnos a qué se debe esta violencia simbólica de negación. ¿Qué nos hizo intolerantes, incomprensivos, individualistas, indolentes e insensibles? ¿Hasta qué punto la violencia se nos volvió una costumbre, un estricto reflejo? ¿Por qué nos empeñamos en ignorar la violencia simbólica como un síntoma de problemáticas mayores que radican en debilidades ya sea como (complejo) ser humano o como (simple) ciudadano? ¿Hasta cuándo seguiremos reconstruyendo, inocentemente, en nuestras prácticas lo que hemos heredado?

El semáforo vuelve a estar en rojo.

martes, 21 de febrero de 2017

Papi, se acabó el agua


Desde que tengo uso de razón nos están anunciando que la lucha por el agua podría ser la causa de la tercera guerra mundial; dicen que el 2070 todas las fuentes hídricas estarán agotadas para siempre.

En Cali, desde hace varios años, cuando llueve demasiado o cuando pasa mucho tiempo sin llover, se va el agua: o tenemos problemas con la potabilización del agua del río Cauca, que abastece al 70 % de la ciudad, o hasta los reservorios cruzan el umbral mínimo de almacenamiento.

Si una ciudad atravesada por siete ríos tiene problemas graves de abastecimiento del líquido vital, no me imagino qué está pasando en el resto del mundo. 

Hoy publico "Papi, se acabó el agua", un guion para radio hecho en 2007 por Conociendo el Mar Producciones, cuando la situación no estaba mejor que ahora.

Dicen que Colombia está vendiéndoles agua a otros países; mientras tanto, en muchos departamentos ya ha habido muertos por sed. 

#
CONTROL
DESCRIPCIÓN / CONTINUIDAD / PARLAMENTOS
TIEMPO
(s)
2
CONTROL
Cortina
5
3
VOZ TÍTULO
“¡Papi, se acabó el agua!”


4
CONTROL
Cortina
3
5
CONTROL
Ambientación sonido naturaleza de mañana.


VOZ NARRADOR
Un domingo soleado, a las 10:00 a.m., en la casa de la familia Roldán Castro…


6
DRAMATIZADO
VALENTINA
VOZ DESESPERADA
Papi, ¿dónde está el champú para bañar al perro?




CONTROL
Sonido tanque llenándose.


7
VALENTINA
VOZ DESESPERADA
¡Ya puse a llenar el tanque de agua!

8
VOZ PAPÁ
FASTIDIADO
¡Búsquelo! ¿Dónde lo dejó la última vez que bañó al perro? ¿Cuándo fue eso? El martes, ¿no? Pues ahí tiene que estar.
Venga más vale y ayúdele a su hermano a lavar el carro.



9
CONTROL
Efecto mmmmm



10
VALENTINA
VOZ RESPONDONA
¿Y por qué no lo ayuda usted? Yo voy a bañar a Crispeta.



12
PAPÁ
VOZ  REGAÑON

¿Es que no ve o qué? Estoy ocupado.


13
CONTROL
Sonido regadera

14
PAPÁ
VOZ QUEJA
Si yo no riego las matas todos los días, nadie lo hace.
Hágale y le doy $5000.

15
VALENTINA
VOZ ANIMADA
Mmmmm, ¡déle, pues! De una, pero démelos primero.

16
CONTROL

Sonido de monedas.
Efecto de niña corriendo  hacia un carro.
Sonido de exterior regadera.


17
VALENTINA
VOZ MOTIVADA

Sebastián, venga le ayudo, páseme esa manguera y deje de hacer dibujitos con el chorro.

18
VOZ  NARRADOR
Unos minutos después…


19
CONTROL
Efecto de chorro de agua fuerte.

20
MAMÁ
VOZ ALTERADA
¿Quién dejó abierta la llave del lavadero?
¡Valentina! Venga que se inundó el patio, y muévase que me tengo que ir a bañar.


CONTROL
Efecto de pasos hacia la ducha.
Efecto de toc toc.
Sonido de ducha.


MAMÁ
VOZ ALTERADA
Camilo, mijo, ¿qué hubo?  Hágale rápido que lleva 45 minutos en la ducha, se va a volver pescado.

21
PAPÁ
VOZ ATERRADO
¿Qué es esto? ¡Se inundó la cocina!





Efecto pasos en el agua,


PAPÁ
VOZ ATERRADO
¡¡¡Valentina!!! ¿Usted es que no escuchó a su mamá o qué?


PAPÁ
VOZ MURMULLO CON RABIA
Esta mocosa tan desobediente


PAPÁ
VOZ REGAÑO
Valentina del Pilar, ¿¿¿qué está esperando??? ¿Qué yo lo haga? No, señorita…, por mí se puede quedar abierta todo el día.


CONTROL
Pasos desvaneciéndose.
Chorro de agua desvaneciéndose.
Sonido de regadera y niños jugando.


PAPA
VOZ REGAÑO
¡¡¡Claro, qué va a obedecer, si está ‘ocupadísima’ jugando guerra de agua con los mellizos!!!


CONTROL
Sonido de regadera y niños jugando


PAPÁ
VOZ REGAÑO
¿Saben qué? Ya me di cuenta de que no se puede contar con ninguno en esta casa. Nos vamos ya para el río. ¡Yo mismo voy a lavar el carro!


CONTROL
Cortina
Efecto voz con eco.
3
22
VOZ NARRADOR
Año 2070



CONTROL
Sonido melancólico de fondo, se desvanece a 30 %, segundo plano.

23
X
VOZ MELANCÓLICA
Llevo tres días sin bañarme.




24
Y
VOZ DESESPERADA

¡¡¡Tengo sed!!!

25
Z
VOZ DESESPERADA

…¡¡¡Y la ropa no se lava sola!!!




X
VOZ INOCENTE
Papi, se acabó el agua.

26
CONTROL
Cortina
5
50
VOZ NARRADOR
Una producción de Conociendo el Mar Producciones:

Banco de voces: Cristhian Barragán
Guion: María Clara Navia, Diana Mosquera y Stevents Rojas
Musicalización y efectos: Liliana Ceballos
Investigación caritativa y cuantitativa: Diana Mosquera y Ángela Robledo


    

jueves, 2 de febrero de 2017

El sentido común, de culo pa’l estanco

Entró en vigencia el nuevo código de Policía, cuyo objetivo es salvar al mundo regulando –una vez más– los comportamientos de la bestia que llevamos dentro, para mejorar la convivencia ciudadana. Esto quiere decir que no podremos orinar por ahí en la matica ni tirar basura en la calle; tampoco colarnos en el transporte público y mucho menos negarnos a darle el puesto a quién lo necesite más que nosotros; reñir con la autoridad o con alguien que piense y haga diferente, ni darles en la cara, marica; o poner música –del demonio– a todo taco, entre otras ideas para la paz. Yo sé, Jaime (Garzón), tenías razón, es como si uno llegara a una casa de visita y en la entrada dijera: "Por favor, no se suene con el mantel".

Y entonces, si violamos la norma (mejor dicho, si se dan cuenta de que hemos violado la norma), nos pondrán una multa, que quedará registrada en el récord de los antecedentes penales. Ya sabes, a nosotros nos gusta que nos amenacen para luego sí obedecer: seguimos las reglas por miedo a una sanción y no por el sentido común que nos humanizó, que nos destetó de dicha bestia, que pese a los no-sé-cuántos años de civilización, nos sigue dominando.

¿Qué tendría para decir Thomas Hobbes[1] al respecto? Según la alegoría de la aniquilación del mundo, la naturaleza humana tiene la facultad de reconstruir el mundo desaparecido, y –ojo– se trata de un mundo donde los objetos no tienen cualidades auténticas, sino que es el sujeto quien se las asigna. ¿Conclusión? ¿Hasta cuándo durará esta salvada del mundo?

Además, si vieras que el código parece que no tuvo en cuenta que en nuestra cultura todo se puede arreglar con plata y que la autoridad policial no tiene el don de la ubicuidad (y a veces ni el de la presencia). ¡Los castigos pecuniarios deberían estar mandados a recoger! Nada como hacer la boleta en alguna penitencia, para quedar 'curado'; hacer los números con la cola en público le da poder a la sanción social. ¿Dónde quedaron los tiempos del teatro del castigo, de la demostración pública de la desobediencia civil y la desviación social? ¿Dónde están los creativos de Davivienda? Y entre otras cosas, ¿acaso el ser humano de hoy ya no desarrolla sentimiento de culpa?; ¿será una de las mutaciones en el cerebro que han provocado las prácticas comunicativas actuales mediadas por la tecnología?

Ahora bien, ¿vos no crées que más bien deban preocuparnos la labor en competencias ciudadanas, sentido común y compasión, que no están haciendo las principales instituciones socializadoras como la familia y la escuela? O sea, ni un nuevo código de Policía ni unas medidas anticorrupción pueden aplacar lo que pueda tener en la cabeza alguien que saque provecho económico de la desnutrición de niños de recursos entre escasos e inexistentes y de la muerte de personas que necesitan sangre, entre otros “desfavorecidos”, sin sentirse como un ser miserable y asqueroso.
  




[1] El filósofo inglés más influyente en la idea moderna de política, por si no te acordás de él.