- Un
corrector es un profesional de la lengua. Esto significa que debe dominar
esta herramienta lo máximo posible para que los futuros lectores puedan
leer y comprender el texto. Esto implica que el profesional debe
actualizar sus conocimientos constantemente, puesto que la lengua está
viva, evoluciona, abandonando términos y agregando otros nuevos en el uso
cotidiano, que con el tiempo se asimilan en la norma.
- Ahora
bien, el corrector tiene que conocer los límites de su tarea. Su función
es la de ser un filtro imperceptible. En efecto, debe conservar la voz del
autor y, al mismo tiempo, aumentar su brillantez y claridad. Es muy
difícil encontrar el equilibrio deseado entre imponer el gusto personal y
mantener errores pensando que es cuestión de estilo. Precisamente, en esta
diatriba es en donde reside el arte de la corrección.
- Por
un lado, tenemos una corrección más superficial que incluye solucionar los
errores ortográficos, gramaticales, tipográficos y de puntuación. Por otro
lado, una corrección mucho más profunda que, habitualmente, cubre los
siguientes puntos:
- Errores gramaticales. Exige
un conocimiento de la morfología.
- Errores de léxico. Es
imprescindible saber qué significan las palabras y cómo se emplean.
- Errores de corrección. Cuál
es el lenguaje apropiado dependiendo de la persona a la que nos dirijamos,
acerca de qué hablemos y de qué forma lo hagamos.
- Errores de disquisición.
Conocimiento de los diferentes tipos de texto y sus convenciones usuales.
Errores de estilo. Debemos saber cuáles son las estructuras y las
disposiciones de un texto.
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- La corrección: «la tarea de
adecuar un texto a las normas gramaticales de la lengua en que se ha
producido y a la situación comunicativa que le corresponde».
- Adecuación lingüística: La
revisión de textos conocida como corrección gramatical tiene como objetivo
adecuar un texto a las normas gramaticales.
- Adecuación a la situación
comunicativa: La revisión de textos conocida como corrección de
estilo tiene la finalidad de adecuar un texto a la situación comunicativa
de la cual forme parte.
- Textos de intencionalidad
objetiva:
- El énfasis se pone en
el mensaje, en la información que se transmite, que tiene que llegar
de la manera más eficaz y clara posible.
- Por su temática, son textos
objetivos los científicos, los técnicos, los comerciales, los
administrativos, los comerciales, etc. Por el formato, los manuales,
los informes, los actos, los reportajes, las noticias,
las instrucciones, etc.
- En los textos objetivos, la
corrección debe consistir en la aplicación de las normas gramaticales
y, también, de las de estilo.
- Textos
de intencionalidad subjetiva:
- El
énfasis se pone en el emisor, en la transmisión de su
pensamiento.
- Son
textos objetivos los literarios, los artículos de opinión y las
autobiografías.
- Los
textos subjetivos deben respetar el estilo de su autor. En este sentido,
es útil mantenerse en contacto con él para sugerirle cambios de estilo.
- Un
texto que reproduce la lengua coloquial puede contener formas no
normativas que sean necesarias para conseguir verosimilitud. Por lo tanto,
en este contexto estas formas no deben corregirse.
- Un
corrector es un profesional de la lengua. Esto significa que debe dominar
esta herramienta lo máximo posible para que los futuros lectores puedan
leer y comprender el texto. Esto implica que el profesional debe
actualizar sus conocimientos constantemente, puesto que la lengua está
viva, evoluciona, abandonando términos y agregando otros nuevos en el uso
cotidiano, que con el tiempo se asimilan en la norma.
Curso Formación de correctores
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