Mostrando entradas con la etiqueta no se suene con el mantel". Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta no se suene con el mantel". Mostrar todas las entradas

jueves, 2 de febrero de 2017

El sentido común, de culo pa’l estanco

Entró en vigencia el nuevo código de Policía, cuyo objetivo es salvar al mundo regulando –una vez más– los comportamientos de la bestia que llevamos dentro, para mejorar la convivencia ciudadana. Esto quiere decir que no podremos orinar por ahí en la matica ni tirar basura en la calle; tampoco colarnos en el transporte público y mucho menos negarnos a darle el puesto a quién lo necesite más que nosotros; reñir con la autoridad o con alguien que piense y haga diferente, ni darles en la cara, marica; o poner música –del demonio– a todo taco, entre otras ideas para la paz. Yo sé, Jaime (Garzón), tenías razón, es como si uno llegara a una casa de visita y en la entrada dijera: "Por favor, no se suene con el mantel".

Y entonces, si violamos la norma (mejor dicho, si se dan cuenta de que hemos violado la norma), nos pondrán una multa, que quedará registrada en el récord de los antecedentes penales. Ya sabes, a nosotros nos gusta que nos amenacen para luego sí obedecer: seguimos las reglas por miedo a una sanción y no por el sentido común que nos humanizó, que nos destetó de dicha bestia, que pese a los no-sé-cuántos años de civilización, nos sigue dominando.

¿Qué tendría para decir Thomas Hobbes[1] al respecto? Según la alegoría de la aniquilación del mundo, la naturaleza humana tiene la facultad de reconstruir el mundo desaparecido, y –ojo– se trata de un mundo donde los objetos no tienen cualidades auténticas, sino que es el sujeto quien se las asigna. ¿Conclusión? ¿Hasta cuándo durará esta salvada del mundo?

Además, si vieras que el código parece que no tuvo en cuenta que en nuestra cultura todo se puede arreglar con plata y que la autoridad policial no tiene el don de la ubicuidad (y a veces ni el de la presencia). ¡Los castigos pecuniarios deberían estar mandados a recoger! Nada como hacer la boleta en alguna penitencia, para quedar 'curado'; hacer los números con la cola en público le da poder a la sanción social. ¿Dónde quedaron los tiempos del teatro del castigo, de la demostración pública de la desobediencia civil y la desviación social? ¿Dónde están los creativos de Davivienda? Y entre otras cosas, ¿acaso el ser humano de hoy ya no desarrolla sentimiento de culpa?; ¿será una de las mutaciones en el cerebro que han provocado las prácticas comunicativas actuales mediadas por la tecnología?

Ahora bien, ¿vos no crées que más bien deban preocuparnos la labor en competencias ciudadanas, sentido común y compasión, que no están haciendo las principales instituciones socializadoras como la familia y la escuela? O sea, ni un nuevo código de Policía ni unas medidas anticorrupción pueden aplacar lo que pueda tener en la cabeza alguien que saque provecho económico de la desnutrición de niños de recursos entre escasos e inexistentes y de la muerte de personas que necesitan sangre, entre otros “desfavorecidos”, sin sentirse como un ser miserable y asqueroso.
  




[1] El filósofo inglés más influyente en la idea moderna de política, por si no te acordás de él.