jueves, 25 de septiembre de 2014

Desde el LEGADO ANDALUCÍ

4 de junio de 2004
1ère L (2003-2004)

Normis y Grace:

Nos parece bacano y legal haber conocido a una persona tan apasionada y entusiasta como vos. ¡Porque qué ánimos! Y que quede claro que esta carta no es una carta porno... por no hacer nada, solo eran nuestras ganas de agradecerte por tantas enseñanzas y por tanta socarronería. 

Cómo olvidar las constantes llamadas de Grace, la mampostería, las mil y una vestimentas, y el decir entre nosotros "¡Norma tiene una boutique!", porque eso sí: qué mujer tan exquisita..., ¡y qué poco de ropa! Además de collares, aretes, zapatos... Ay, Normis, los collares. Esos sí que los envidié; tanto, que en plena clase no me aguanté las ganas de pedirte aquel collar rojo de pepas pequeñas

Siempre recordaremos las confusiones con las tareas: "Usted hace el 1, el 2 y el 3; en cambio, usted hace el 1, el 2 y el 3. ¿Si entendió la diferencia? ¡Qué tal que les pusiera a hacer a los pares los impares, ya los impares los pares! ¡Ij!".

En muchas ocasiones fuimos las almas caritativas que te llevamos la maletita que contenía la botellita, que muchas veces nos preguntamos qué tendría allá adentro. Mínimo aguardientico, ¡porque qué energías!

Y así estarás siempre en nuestra memoria: todo un personaje, toda una leyenda, llena de gracia, y más jovial que cualquiera de nosotros. Tranqui que podemos ir a tu casa a visitarte cuando lo desees. ¡Si quieres mañana! Pa' que la vaina sea más amena. 

Muchas gracias, Norma. De todo corazón, gracielas. 

Te queremos mucho. Eres una bacana... ¡Nunca cambies!

P.D.: Nos vemos esta noche en tu casa para la comida. 

Legado Andalucí: Club de fans oficial de Norma Martín de Zúñiga

martes, 9 de septiembre de 2014

Poderoso caballero es don Dinero

Si usted alguna vez en la vida le ha pedido plata prestada a un amigo, siga atentamente los siguientes consejos:

1. Propóngase un plan de pago, así tenga que ser de a puchitos. 

2. Cumpla con los intereses que usted y su amigo establecieron (si los establecieron), que seguramente no son altos porque la plata se la prestó un amigo no un usurero.

3. No se le pierda a su amigo y haga todo lo posible por ver cómo lo puede ayudar en caso de que tenga alguna necesidad económica porque, por ejemplo, no tiene trabajo. Recuerde que él cuando le prestó la plata lo sacó del problema en el que estaba, y lo hizo con mucho gusto. 

4. Responda todos los mensajes que su amigo le mande cobrándole; seguro no lo hace por molestarlo, sino por necesidad; de otro modo, no le hubiera prestado plata sin pedírsela de regreso durante casi dos años.

5. No lo borre nunca de sus redes sociales, no sea grosero.

6. Y la más importante: ¡NO SEA HIJUEPUTA! No haga que su amigo se sienta como si le estuviera mendigando la plata que algún día fue de él. ¡RESPÉTELO! Demuestre que la amistad es más importante que $1 500 000.

Y hágame un favor, compártalos para que haya menos descarados en el mundo.

lunes, 18 de agosto de 2014

Y París siempre será una fiesta

París era una fiesta
1964, Ernest Hemingway

Esta publicación póstuma es una recopilación de las memorias de juventud vividas por Hemingway y su esposa Hadley Richardson en París, donde fueron pobres pero felices. 

“…en París se podía vivir muy bien por casi nada, y saltándose una comida de vez en cuando y no comprando nunca ropas se podía ahorrar y permitirse lujos”.

“Encontré a Miss Stein en el Luxemburgo. No logro recordar si estaba paseando a su perro, ni siquiera si tenía un perro entonces. Yo me estaba paseando a mí mismo, porque entonces no podíamos mantener ni perro ni gato…”.

“El punto decisivo es que el acto que cometen los homosexuales masculinos es feo y repelente, y luego se dan asco a sí mismos. Se emborrachan y se drogan para apagar el asco, pero su acto les repugna y siempre están cambiando de partenaires y nunca logran ser verdaderamente felices”.

¾Debería usted leer sólo lo verdaderamente bueno o lo francamente malo” (Miss Stein a Hemingway)

“En los tres o cuatro años en que fuimos buenos amigos no logro recordar que Gertrude Stein hablara bien de ningún escritor a no ser que hubiera escrito en favor de ella o hecho algo en beneficio de su carrera, salvo en el caso de Ronald Firbank y más tarde de Scott Fitzgerald”.

“…pensé que todas las generaciones se pierden por algo y siempre se han perdido y siempre se perderán”. (A propósito de La Generación Perdida)


“En aquellos días no había dinero para comprar libros. Yo los tomaba prestados”. (De Shakespeare and Company, la librería de Sylvia Beach)

¾Y yo te querré siempre a ti y tú me querrás siempre a mí”. (Hadley Richardson [la esposa de Hemingway] a él)

¾Yo qué sé, Tatie. Hay tantas clases de hambre. En primavera hay todavía más. Pero ahora ya ha pasado. Ponerse a recordar, eso sí que es una especie de hambre”. (La esposa de Hemingway a él)

“Pero París era una muy vieja ciudad y nosotros éramos jóvenes, y allí nada era sencillo, ni siquiera el ser pobre, ni el dinero ganado de pronto, ni la luz de la luna, ni el bien ni el mal, ni la respiración de una persona tendida a mi lado bajo la luz de la luna”.

“Por entonces, ya había descubierto que todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando se interrumpe”.

¾No sé ─contestó Mike─. Bueno, sí que lo sé. Desde luego que lo sé. Una cosa en la que tienes que apostar para divertirte no merece la pena”.

¾¿Qué hay que perdonar? Usted puede siempre hablarme, de esto o de cualquier otra cosa. ¿No sabe usted que los escritores nunca hablar más que de sus propios apuros?”. (Sylvia Beach a Hemingway)

“Por entonces, muchos iban a aquellos dos cafés en la esquina del boulevard Montparnasse con el boulevard Raspail para ofrecerse como espectáculo público, y puede decirse que aquellos cafés equivalían a las crónicas de sociedad, como sustitutivos cotidianos de la inmortalidad”.

¾¿Es Ezra un caballero? ─pregunté.
¾Claro que no ─dijo Ford─. Es un americano”.

“Nunca salgas de viaje con una persona que no amas” (Hemingway a su esposa)

¾Pobre Scott ─dije.
¾Pobre todo el mundo ─dijo Hadley─. Ricos los gatos, que no tienen dinero.
¾Tenemos mucha suerte.
¾Hay que ser bueno y conservarla.
Para tocar madera golpeamos los dos en la mesa, y el camarero vino a preguntar qué queríamos. Pero lo que queríamos no podía dárnoslo ni él ni nadie, ni aparecía golpeando en mesas de madera o en veladores de mármol”.

domingo, 23 de febrero de 2014

Como Susana y Elvira


“Susana se traga de cualquier pelafo”, como yo; “Elvira insiste que su one no está”, como yo, porque de hecho no creo en el one; “nos pasa a nosotras, le pasa a cualquiera”, sí, a cualquier pendeja como yo...

Hace un par de meses me presentaron esta serie, Susana y Elvira, que a mi juicio pasional es adictiva (lo confieso, estoy esperando la tercera temporada). Si representa o no la vida de las mujeres es una conversación que ya tuve con alguien, y de ahí solo quiero rescatar para este espacio que la respuesta es que fijo hay una gran mayoría para quienes sí es una digna (o no tan digna, quizás) imagen y semejanza de su vida real. Puede que usted o yo no formemos parte de ese conjunto, pero en todo caso también somos conscientes de que “no inventamos nada, el daño ya está”. Rousseau también pensaba así; como yo.

Y así como en la serie, entre peripecias a veces ridículas, a veces dramáticas, a veces absurdas, a veces fantásticas, como todo lo que sucede en Colombia (y no solo en sus telenovelas), se fue este año. Exactamente hace doce meses, todos andábamos escribiendo sobre el fin del mundo –una de las mayores estafas de la vida–, especulando sobre las profecías mayas y las de otros cuantos “iluminados”, atando cabos en el Apocalipsis y esculcando en cualquier mente científica que pudiera corroborar o desmentir la incertidumbre que, desde que tengo uso de razón, provocaba el 21 de diciembre de 2012.

Hoy, casi un año después, obviamente las cosas están peor de lo que estaban el año pasado. Han sacado una serie que se llama Susana y Elvira, por ejemplo, y es un éxito (a mí me encanta; sobre todo, me encanta recordar lo pendejas que nos vuelven los hombres). Bueno, y digo “obviamente” porque es la tendencia (y las tendencias, mal que bien, son inevitables). A ver, acudamos al ejemplo más simple: para nuestros abuelos, la época de nuestros papás era un desastre; para nuestros papás, la nuestra es el desastre; y ya nosotros pensamos en cuál será desastre cuando los hijos que muchos no vamos a tener cumplan tres años y nos echen de la casa, con abogado y todo.

¿Exagerada? Vámonos a lo endógeno, entonces; es fácil: exagerado es que Cali sea ‘pionera’ en violencia entre las ciudades colombianas aunque no hagan sino capturar a los jefes de las grandes bandas delincuenciales que operan en la región; aunque el municipio haga parte de los pocos en donde se ejecuta el Plan Cuadrantes; aunque hoy haya un plan desarme casi total (en 16 de las 22 comunas, como si los que no vivieran en esas comunas “peligrosas” no anduvieran armados también y, peor, no pensaran que es porque se tienen que proteger); aunque haya habido un aumento significativo del pie de fuerza, hayan comprado motocicletas e invertido en iluminación del espacio público; y, lo más irónico, aunque el alcalde Guerrero haya viajado durante todo el año, constantemente a muchos países, a hablar sobre seguridad y convivencia ciudadana y a exponer la experiencia de Cali en el manejo de la criminalidad.

Exagerado también es que se hayan pasado cuatro años recogiendo firmas para revocar el Congreso (que, de hecho, no han sido cuatro, sino quién sabe cuántos…, porque es el mismo cuento que están echando desde que acompañaba a mis papás a votar) y que, seguro, seguro, el año entrante vayan a escoger un “parlamento” igual, sino peor; y, además, bien renovado: con Uribe, Serpa, Navarro… más los que ya llevan lustros, de los lustros, amén. Por último, exagerado es que nosotros, que nos creemos tan inteligentes, compartamos país con una adolescencia que se ubicó entre los peores lugares del mundo en los resultados del Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, más conocido como Informe PISA (por sus siglas en inglés). Este informe se hace cada tres años en varios países y se basa en una medición cuantitativa de la calidad de la educación de los estudiantes de quince años. Pese a que no creo que este tipo de pruebas representen las capacidades de los estudiantes (y lo digo porque estudié en un colegio donde a los alumnos no nos importaba prepararnos para el Icfes, sino para otro examen [que, según nosotros, merecía mayor respeto], y entonces lo presentábamos como por salir del paso), sí es una vergüenza que Colombia esté entre los países más “brutos” del mundo, y no por brutos sino por la desigualdad que sigue habiendo entre la educación pública y la privada, entre la de la provincia y la de la capital del país, entre las de los municipios de un departamento y la de su capital. Cali tuvo los peores resultados. No sé si el alcalde o los futuros gobernantes quieran pensar que la estrategia para la seguridad y la convivencia ciudadana pueda estar en la educación, que yo sé que es más difícil que la represión. 

Entonces, estoy de acuerdo con que la vida de las mujeres no se puede reducir a Susana y Elvira (y menos a los pelafustanes), ¡pero quién dijo que Colombia –mi cuento querido– sí podía reducir su realidad a tremenda ficción descrita! La serie no es exagerada; exagerado es todo lo que ocurre en el país de la canela y en cada una de sus ciudades. Yo conté una de las cosas más increíbles de la mía. Por eso, como Susana y Elvira, puedo concluir que en Colombia “es la falta de amor [la] que [nos] tiene jodid[os]”. Empezando por el amor propio. 


**Publicado en Kien&Ke

martes, 17 de septiembre de 2013

Apuntes generales sobre la corrección

    • Un corrector es un profesional de la lengua. Esto significa que debe dominar esta herramienta lo máximo posible para que los futuros lectores puedan leer y comprender el texto. Esto implica que el profesional debe actualizar sus conocimientos constantemente, puesto que la lengua está viva, evoluciona, abandonando términos y agregando otros nuevos en el uso cotidiano, que con el tiempo se asimilan en la norma.

    • Ahora bien, el corrector tiene que conocer los límites de su tarea. Su función es la de ser un filtro imperceptible. En efecto, debe conservar la voz del autor y, al mismo tiempo, aumentar su brillantez y claridad. Es muy difícil encontrar el equilibrio deseado entre imponer el gusto personal y mantener errores pensando que es cuestión de estilo. Precisamente, en esta diatriba es en donde reside el arte de la corrección.

    • Por un lado, tenemos una corrección más superficial que incluye solucionar los errores ortográficos, gramaticales, tipográficos y de puntuación. Por otro lado, una corrección mucho más profunda que, habitualmente, cubre los siguientes puntos:

    1. Errores gramaticales. Exige un conocimiento de la morfología.
    2. Errores de léxico. Es imprescindible saber qué significan las palabras y cómo se emplean.
    3. Errores de corrección. Cuál es el lenguaje apropiado dependiendo de la persona a la que nos dirijamos, acerca de qué hablemos y de qué forma lo hagamos.
    4. Errores de disquisición. Conocimiento de los diferentes tipos de texto y sus convenciones usuales. Errores de estilo. Debemos saber cuáles son las estructuras y las disposiciones de un texto.

      ********

    • La corrección: «la tarea de adecuar un texto a las normas gramaticales de la lengua en que se ha producido y a la situación comunicativa que le corresponde».

    1. Adecuación lingüística: La revisión de textos conocida como corrección gramatical tiene como objetivo adecuar un texto a las normas gramaticales.
    2. Adecuación a la situación comunicativa: La revisión de textos conocida como corrección de estilo tiene la finalidad de adecuar un texto a la situación comunicativa de la cual forme parte.

    • Textos de intencionalidad objetiva:

    1. El énfasis se pone en el mensaje, en la información que se transmite, que tiene que llegar de la manera más eficaz y clara posible. 
    2. Por su temática, son textos objetivos los científicos, los técnicos, los comerciales, los administrativos, los comerciales, etc. Por el formato, los manuales, los informes, los actos, los reportajes, las noticias, las instrucciones, etc. 
    3. En los textos objetivos, la corrección debe consistir en la aplicación de las normas gramaticales y, también, de las de estilo.

    • Textos de intencionalidad subjetiva: 

    1. El énfasis se pone en el emisor, en la transmisión de su pensamiento.  
    2. Son textos objetivos los literarios, los artículos de opinión y las autobiografías.
    3. Los textos subjetivos deben respetar el estilo de su autor. En este sentido, es útil mantenerse en contacto con él para sugerirle cambios de estilo.

    • Un texto que reproduce la lengua coloquial puede contener formas no normativas que sean necesarias para conseguir verosimilitud. Por lo tanto, en este contexto estas formas no deben corregirse.

    Extraído de Teórico I
    Curso Formación de correctores
    www.escritores.org

    viernes, 6 de septiembre de 2013

    El corrector de estilo dicen que no es necesario



    He aquí unos extractos del Cuaderno de Estilo, de Úrsula Velezmoro, que siempre están en la carta de renuncia que tengo escrita desde hace siglos; sí, la misma que creo que nunca entregaré. Se los recomiendo. Léanlos, para que quienes trabajan en redacciones valoren cada pieza del engranaje. 

    *****


    El corrector de estilo en las redacciones podría ser una especie en extinción, si tomamos en cuenta la situación de los medios hoy. De hecho, no son pocas las redacciones donde matan unidades de investigación y, de paso, al corrector de estilo. Dicen que no son necesarios, que cada reportero-redactor-editor debe ser responsable de la nota y que una coma más o menos no es grave, como tampoco un error en la portada o un titular con una H (o sin ella) que grita el descuido.

    Quienes hemos respirado en las redacciones sabemos bien que un diario y los medios online necesitan de los ojos –un poquito más descansados y expertos– de un corrector de estilo en busca de una edición pulcra y sin fallas que, al día siguiente, colgará de los kioscos o de la red.

    […] No somos perfectos. LOS PERIODISTAS NO LO SOMOS, y hay que admitirlo para escuchar a nuestros lectores-usuarios-audiencia, y para admitir que, a veces, se nos van las comas por entusiasmo, negligencia o falta de formación. Esa es la pura verdad. Los perfectos no son del mundo de las redacciones. No existen. Yo no los conozco. Y llevo veinte años en este territorio que amo.

    La relación de los periodistas con los correctores de estilo no siempre es la mejor. Justamente porque a los periodistas –dicen– no nos gusta que nos corrijan. Con el tiempo, con la práctica y con los errores perpetrados, me atrevo a aconsejar que esta debe ser una relación de amor y no de indiferencia, porque de los correctores de estilo aprendemos siempre, día a día, noche a noche. Y, muchas veces, no nos damos cuenta hasta que hacemos un stop y pensamos tres veces dónde diablos va la coma.

    Esther Vargas
    Directora de Clases de Periodismo

    Nuestro trabajo es silencioso y de mucha concentración, implica estar enterado de los  hechos políticos e incluso del más anecdótico suceso de la farándula. Solo se nos echa de menos cuando se dan cuenta de que la publicación no contó con uno de nosotros… Somos los correctores: odiados por algunos, valorados por otros.

    Queremos salir del anonimato para informarles que nuestra labor consiste en enriquecer sus notas, dejarlas aún más atractivas a la vista y eliminar algún error que se haya pasado. No estamos para rehacerlas, ni para alterar el contenido, ni mucho menos para criticarlos, queridos amigos periodistas.

    Estamos para evitar erratas y algunos errores, que se escapan al ojo del autor debido al apuro, a confiar en el corrector ortográfico de Word, a la larga exposición al texto, a no tener suficiente iluminación, a leerlo solo en computadora o pocas veces.

    ¿Qué se necesita para ser corrector? ¿Dónde se estudia para ser corrector? Estudié Humanidades, ¿ya soy un corrector? Un corrector debe saber de Gramática, Ortografía y Ortotipografía; pero sobre todo debe amar este trabajo, valorar su lengua y reconocer su variedad dialectal.

    Úrsula Velezmoro
     Correctora y Lingüista


    ¡Y, orgullosamente, soy correctora!