domingo, 12 de junio de 2011

Biografía de Macla By Daniela Sánchez

¡¡Por personas como vos… es que el mundo está como está!! ¡OJO!

MACLA
B i o g r a f í a

mayo de 2003

La siguiente es una historia de la vida real: 

Había una vez una niña quien era muy infeliz. Además de tener una mala ortografía (escribía “atravéz”), siempre se quejaba de todo y se daba contra las paredes, ¡y es por eso que todos la llamaban LOCA! Aunque así lo eran todos en su casa, incluidos papá, mamá y perra. Odiaba a todo el mundo (menos a la PERRA), especialmente a los judíos, los franceses, las flores, las lesbianas y los patos gigantes. 

Ya que su sueño de toda la vida de ser popstar barata fue frustrado, empezó a tener múltiples complejos tales como el de Britney, Gloria Trevi, María Alcalá… Pero la verdad es que Macla siempre fue muy soñadora, y además de querer ser Sabrina, la bruja adolescente y ser niña Candy siempre quiso probar nuevas experiencias (en las que falló), y de ahí su popular dicho: “qué viva la pichanga”; razón por la cual se mantenía electrizada.

Su único problema no era con sus papás, que no le creían nada y negaban la evolución, sino con todo el mundo. Sus profesores eran una causa más de su rebeldía: Amperra (“¡Y seguirá esperando!”, “Repeat after me…”), Luz Pi (“Señorita Navia…”), Gef (“À la ligne”, Ehm ehm, Krosty el payaso, sOn’s sUn), Madame Soleil (la papa con raíces para el papacito), Chami (“¿Tiene medias?”). Su comida favorita era el pollo sudado con papa chorreada, que esperaba ansiosamente preguntando siempre: “Qué hay de almuerzo el jueves?” Pero tuvo que dejar de comerlo porque “eso engorda”, y tuvo que resistirse a los ‘goofys’ que mi mamá hacía por diversión para así bajar su kilo de más; se propuso hacer más de cien abdominales diarios (esos sí, a las siete de la noche se empijamaba después de ver Party of five y de escuchar la emisora que te pega al cielo). Fue así como cada vez que se enojaba con su mamá, quien la regañaba por llegar rallada a la casa, hacía huelga de hambre, la cual consistía en comer pizza congelada todo el día.

Un viernes, Lucas –por no ser llamada Mateo o Bruno– salió tan rápido de su casa que olvidó echarse desodorante. Afortunadamente llegó temprano al colegio (el que detestaba porque Nasly se robaba la plata). Estaba en clase de español haciéndole el bocadillo al “french poodle”, después de hacerle la empanada reloaded, y cuando se lo hicieron a ella se dio cuenta de que algunas cosas que ella decía le molestaban a los demás y los lastimaban; por ejemplo, a mí me decía ridícula y cursi. También le dijeron que era muy jocosa y picada a rebelde; le resaltaron su repetidera de “¿cierto que ya tengo el pelo largo? ¿Me quedó bien cogida la cola, ni tan alta como Natalia ni tan abajo como Natalia?”; su “Patético, tétrico”; y el famoso “Me parece maravilloso”. 

Luego, en francés vieron algo sobre Víctor, dame jugo, y en histoire-géo no dejó de preguntar por el vocabulario en cuestión y nunca dejó de preguntar “et pourquoi”?, tampoco dejó de repetir: “Hitler es lo máximo”. En educación física se cayó por lo que tuvo una contusión en el codo, que le duró como un mes… Finalmente, llegó la última hora: el régimen totalitario del terror impuesto por la dictadora Amparo. Aparentemente todo iba bien hasta que la excitación del momento llevó a Macla a cometer el crimen: “tun-tun-tun” sobre la mesa. En inmediatamente –en vez de ponerle cero– la mandaron donde el Calboy. “Pero…”, “¡Pero NADA!”. Sin embargo, Macla, tan fresca como siempre, dijo: “Como dijo el lotero: ¡suerte! Y como dijo Mickey Mouse…”. Pero la pesadilla no había terminado, al llegar al bus David y su combo “yo soy el putas, tú eres el sos” se burlaron de la chica intergaláctica y de sus zapatos blue. 

Llegó a su casa muy cansada a decir “ya no quiero más, ya no quiero más”, y esta vez hizo mil abdominales, y como estaba con mucha raVia se dio contra las paredes y planeó llevar el chuchillo al cole para matar a Lavie. Al día siguiente algo muy extraño sucedió: vio a un niño muy hermoso (hermoso porque no era pelinegro), se llamaba Diego (no Dieguito el de informática) y fue amor a primera vista. A partir de ese momento el lema de Lucas era “¡qué viva la arrechera!”, pues no pensaba quedarse holy hasta los dieciocho. Desde ese día siempre me decía: “Apenas suene nos tiramos por el balcón”. “She’s in love with the erison boy” ¡Uy! ¿Pero cuándo se casan?  Lucas, llorando, respondía: “Imposible, el cerdo valdés es corazón mío, novio de otra. I wasEn’t good enough for him”. Afortunadamente  ella terminó con lo que nunca había empezado: “Así quedamos, ¿no? ¡Cero!”, y tuvo que renunciar a los besosos coolos que le solía dar aquel plato francés exótico.

Pero este no es el fin. Después de esto siguen la confusión de feelings, la traga por Juan Pablo y Jacobo: el regreso; el odio por la flor, la hipocresía, la reconciliación, etc…

Allí vamos, con la compañía de esta niña que me hizo reír (y llorar); la de los chistes malos, la de los peinados chistosos, la de los ataques de histeria repentinos, la del complejo de Electra, la que nos hostigaba en las fiestas con su famoso “totatolita”, la que nunca aprendió a pronunciar “thought”, la de la vida pública, la de los gustos pasajeros, la opositora al colegio, al inconforme con todo, la vaca, la niña pitillo, hueca y superficial, pero al mismo tiempo inteligente, la fea hermosa, y la que seguramente no olvidaré. 

By Daniela Sánchez

2 comentarios:

  1. No me acordabaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!
    vos tan boleta y yo tan desocupada!!
    te amooo! over and over x
    Dani

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  2. jajajaja yo no sabía que eso existía, pero está demasiado chistoso...cómo olvidar esa época!! :)
    Les cuento que es el mejor desocupe que he leído.
    Las quierooo y espero una biografía actualizada!!

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¿Y?