sábado, 4 de agosto de 2012

Mañana le voy a tirar piedra al MIO



Mañana 20 de julio sube $100 el MIO, y los usuales disidentes tienen preparada una movilización pacífica llamada “DesMIOvilízate, tu bicicleta te espera”. Pero como yo no tengo bicicleta (la estática no la puedo sacar de mi cuarto) ni soy pacífica, si tengo la misma ira que tuve el martes por culpa del bueno-para-nada sistema de transporte, mañana le voy a tirar piedra al MIO. Por fin podré entender a los univallunos que son vándalos y a los terroristas de ‘lafar’, cuando sienta el placer que me va dar quebrar los vidrios de ese adorno azul.

Sí, adorno. El MIO no ha servido para mucho más que adornar una ciudad que, para qué negarlo, en los últimos años se ha embellecido, y el bus ese y todo su sistema han sido parte fundamental de ello. ¿Pero resulta que quién dijo que un sistema de transporte era de adorno? ¡Qué dijeron, pues! La ciudad de las barbies, la de los Polly Pocket, ¿o qué?

El bus es para transportar a la gente, y si es el único sistema de transporte masivo que hay (y que habrá), pues no solo debe cumplir con transportar a la gente, sino con hacerlo eficazmente. Pero pasa que el MIO no sirve para nada. Tiene casi cuatro años y si acaso gatea. Tiene el 87 % de cobertura, 82 rutas (711 buses, de los cuales 174 articulados, 397 son padrones y 140 son complementarios), pero –me atrevo a decir– el 100 % de sus usuarios, inconformes. Con el MIO uno entiende la tasa de desempleo en Cali. ¡A cuántos no habrán echado de sus trabajos por llegar tarde!

A mí no me echaron, pero sí me multaron, y no en el trabajo sino en la EPS, porque por enésima vez consecutiva perdí la cita, que puse a una hora racional para poder salir de mi casa con tres días de anticipación. Aunque pensándolo bien, la culpa es mía por no prever que, contrariamente a las grandes ciudades, el MIO no tiene horario –mucho menos fecha en el calendario–, así que pasa cuando se le apetece (hay media hora, cuarenta minutos, entre dos buses de la misma ruta), cuando no es que juegan con el usuario al quita y pone la ruta del tablero electrónico de las estaciones (“ya viene en diez minutos. Ahora es en veinte. No, ya no viene”). ¡Y encima de todo se va a cero kilómetros por hora! Perder mi cita fue culpa mía, repito, por no haber salido con cuatro días de antelación y no con tres.

Los funcionarios encargados, empezando por el Alcalde, que dicen que el sistema de transporte está mejorando cada día más que se callen, que se callen porque ellos no montan en MIO y a ellos no les ha pasado que hasta a su grado han llegado tarde.

¿Que le suban $100 porque por cada usuario están perdiendo $87 y van a quebrar? Raro… porque no veo qué otra cosa fuera del MIO puede usar la gran parte de la gente si la mayoría de buses de las “competencias” del masivo ya los han sacado, y la meta antes de que se acabe este año es chatarrizar 5000 más. Démosles el beneficio de la duda y supongamos que así es, que de no recuperar esos $87 por cada pasajero, ‘repailas’. Pues, ¡bien hecho! Por inútiles. Y que conste que una persona racional no se alegra por que una empresa exitosa vuele en átomos.

Es claro que todos pagaremos los $100 de más, pero también es claro que lo haríamos con gusto si el MIO respondiera a las necesidades de la ciudad del siglo XXI en la que quiere convertirse Cali. ¿En qué ciudad es? Con este “modus operandi”, ni idea. Lo que sí sé es que si alguna vez dije que a mi futuro novio lo iba a conocer en el MIO –el día que él tuviera pico y placa–, pues ni al caso, porque como sea haré que mi bicicleta estática salga de mi cuarto.

NOTA: ¿Metrocali o el señor Guerrero quieren pagar la multa que EPS Sánitas me puso por llegar tarde y perder la cita? ¿No? Me lo supuse. Sin embargo, yo sí tengo que dar $100 de más al MIO aunque siempre pase tarde, ‘teto’ y vaya a cero. Bueno, y a todas estas, no estaría mal exigirle a nuestro sistema de transporte masivo una rendición de cuentas. De cien en cien se hacen maravillas. ¡Que las hagan!

@LaPavaNavia 
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