martes, 17 de septiembre de 2013

Apuntes generales sobre la corrección

    • Un corrector es un profesional de la lengua. Esto significa que debe dominar esta herramienta lo máximo posible para que los futuros lectores puedan leer y comprender el texto. Esto implica que el profesional debe actualizar sus conocimientos constantemente, puesto que la lengua está viva, evoluciona, abandonando términos y agregando otros nuevos en el uso cotidiano, que con el tiempo se asimilan en la norma.

    • Ahora bien, el corrector tiene que conocer los límites de su tarea. Su función es la de ser un filtro imperceptible. En efecto, debe conservar la voz del autor y, al mismo tiempo, aumentar su brillantez y claridad. Es muy difícil encontrar el equilibrio deseado entre imponer el gusto personal y mantener errores pensando que es cuestión de estilo. Precisamente, en esta diatriba es en donde reside el arte de la corrección.

    • Por un lado, tenemos una corrección más superficial que incluye solucionar los errores ortográficos, gramaticales, tipográficos y de puntuación. Por otro lado, una corrección mucho más profunda que, habitualmente, cubre los siguientes puntos:

    1. Errores gramaticales. Exige un conocimiento de la morfología.
    2. Errores de léxico. Es imprescindible saber qué significan las palabras y cómo se emplean.
    3. Errores de corrección. Cuál es el lenguaje apropiado dependiendo de la persona a la que nos dirijamos, acerca de qué hablemos y de qué forma lo hagamos.
    4. Errores de disquisición. Conocimiento de los diferentes tipos de texto y sus convenciones usuales. Errores de estilo. Debemos saber cuáles son las estructuras y las disposiciones de un texto.

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    • La corrección: «la tarea de adecuar un texto a las normas gramaticales de la lengua en que se ha producido y a la situación comunicativa que le corresponde».

    1. Adecuación lingüística: La revisión de textos conocida como corrección gramatical tiene como objetivo adecuar un texto a las normas gramaticales.
    2. Adecuación a la situación comunicativa: La revisión de textos conocida como corrección de estilo tiene la finalidad de adecuar un texto a la situación comunicativa de la cual forme parte.

    • Textos de intencionalidad objetiva:

    1. El énfasis se pone en el mensaje, en la información que se transmite, que tiene que llegar de la manera más eficaz y clara posible. 
    2. Por su temática, son textos objetivos los científicos, los técnicos, los comerciales, los administrativos, los comerciales, etc. Por el formato, los manuales, los informes, los actos, los reportajes, las noticias, las instrucciones, etc. 
    3. En los textos objetivos, la corrección debe consistir en la aplicación de las normas gramaticales y, también, de las de estilo.

    • Textos de intencionalidad subjetiva: 

    1. El énfasis se pone en el emisor, en la transmisión de su pensamiento.  
    2. Son textos objetivos los literarios, los artículos de opinión y las autobiografías.
    3. Los textos subjetivos deben respetar el estilo de su autor. En este sentido, es útil mantenerse en contacto con él para sugerirle cambios de estilo.

    • Un texto que reproduce la lengua coloquial puede contener formas no normativas que sean necesarias para conseguir verosimilitud. Por lo tanto, en este contexto estas formas no deben corregirse.

    Extraído de Teórico I
    Curso Formación de correctores
    www.escritores.org

    viernes, 6 de septiembre de 2013

    El corrector de estilo dicen que no es necesario



    He aquí unos extractos del Cuaderno de Estilo, de Úrsula Velezmoro, que siempre están en la carta de renuncia que tengo escrita desde hace siglos; sí, la misma que creo que nunca entregaré. Se los recomiendo. Léanlos, para que quienes trabajan en redacciones valoren cada pieza del engranaje. 

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    El corrector de estilo en las redacciones podría ser una especie en extinción, si tomamos en cuenta la situación de los medios hoy. De hecho, no son pocas las redacciones donde matan unidades de investigación y, de paso, al corrector de estilo. Dicen que no son necesarios, que cada reportero-redactor-editor debe ser responsable de la nota y que una coma más o menos no es grave, como tampoco un error en la portada o un titular con una H (o sin ella) que grita el descuido.

    Quienes hemos respirado en las redacciones sabemos bien que un diario y los medios online necesitan de los ojos –un poquito más descansados y expertos– de un corrector de estilo en busca de una edición pulcra y sin fallas que, al día siguiente, colgará de los kioscos o de la red.

    […] No somos perfectos. LOS PERIODISTAS NO LO SOMOS, y hay que admitirlo para escuchar a nuestros lectores-usuarios-audiencia, y para admitir que, a veces, se nos van las comas por entusiasmo, negligencia o falta de formación. Esa es la pura verdad. Los perfectos no son del mundo de las redacciones. No existen. Yo no los conozco. Y llevo veinte años en este territorio que amo.

    La relación de los periodistas con los correctores de estilo no siempre es la mejor. Justamente porque a los periodistas –dicen– no nos gusta que nos corrijan. Con el tiempo, con la práctica y con los errores perpetrados, me atrevo a aconsejar que esta debe ser una relación de amor y no de indiferencia, porque de los correctores de estilo aprendemos siempre, día a día, noche a noche. Y, muchas veces, no nos damos cuenta hasta que hacemos un stop y pensamos tres veces dónde diablos va la coma.

    Esther Vargas
    Directora de Clases de Periodismo

    Nuestro trabajo es silencioso y de mucha concentración, implica estar enterado de los  hechos políticos e incluso del más anecdótico suceso de la farándula. Solo se nos echa de menos cuando se dan cuenta de que la publicación no contó con uno de nosotros… Somos los correctores: odiados por algunos, valorados por otros.

    Queremos salir del anonimato para informarles que nuestra labor consiste en enriquecer sus notas, dejarlas aún más atractivas a la vista y eliminar algún error que se haya pasado. No estamos para rehacerlas, ni para alterar el contenido, ni mucho menos para criticarlos, queridos amigos periodistas.

    Estamos para evitar erratas y algunos errores, que se escapan al ojo del autor debido al apuro, a confiar en el corrector ortográfico de Word, a la larga exposición al texto, a no tener suficiente iluminación, a leerlo solo en computadora o pocas veces.

    ¿Qué se necesita para ser corrector? ¿Dónde se estudia para ser corrector? Estudié Humanidades, ¿ya soy un corrector? Un corrector debe saber de Gramática, Ortografía y Ortotipografía; pero sobre todo debe amar este trabajo, valorar su lengua y reconocer su variedad dialectal.

    Úrsula Velezmoro
     Correctora y Lingüista


    ¡Y, orgullosamente, soy correctora!