Por Ma. Clara Navia
(la que tiene nombre de periodista, pero que decidió que no quería serlo)
Este año yo escogí amar y por eso hoy quiero hablar del amor… del amor por esta “chiflada, carnavalesca y delirante sociedad colombiana” como decía Jaime Bayly en su programa. Y empiezo diciendo que es un amor que no descubrí que sentía hasta que me dolió el país.
Y entonces porque sé más escribir que hablar, y llorar que escribir, ahí les va: fue un año de guiños y coqueteos; de unas elecciones parlamentarias dignas de una hecatombe; de shows en vez de debates presidenciales; de chuzadas; de más falsos positivos; de triquiñuelas, parapolíticos y farcpolíticos; de más inseguridades; de peleas con las Cortes y con los vecinos; de escándalos, escándalos y escándalos; y de inundaciones y derrumbes; fue un año donde se habló de todo, hasta de demandas simbólicas.
Pero porque amo mi país, aprendí que no iba a sucumbir ante la obsolscencia programada del capitalismo flexible, ni ante el realismo trágico de la carnavalesca realidad colombiana. A seguir. Sí, señores, porque somos hijos de la Patria Boba pero no somos bobos, y sabemos que mejor es posible... pero eso no se consigue esperando ni resistiendo, sino contribuyendo. Gescom y La Llave lo demuestran cada sábado, con su responsabilidad con esta sociedad a través de un periodismo con valores… de formación y transformación.
Para el año entrante les deseo un mejor país, un país mejor, y puede que sea verdad que con cada cosa hecha el que crea que está cambiando el mundo está siendo inocente, pero es infalible que con cada palabra dicha el que se está transformando es cada uno de nosotros. Recuerden, oyentes, como dijo un amigo: que “los males violentos no son los que nos matan, sino los sordos, y los tolerables”.
Feliz Navidad y próspero año nuevo!
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